En el dominio de lo conocido podemos
pasar a lo describible; requiere la existencia de un modelo mental en el que
asignamos propiedades y supone un ejercicio de taxonomía y contextualización,
donde colocamos a los objetos, fenómenos y conceptos en categorías abstractas
mediante el lenguaje y las metáforas. Describimos las cosas por semejanzas con
otras que ya conocíamos.
De la descripción cualitativa pasamos a
la cuantitativa, a lo mensurable, lo que podemos medir.
Esto nos proporciona lo calculable con
lo que podemos elaborar modelos
predictivos que nos permiten comprobar mediante la experiencia si se corroboran
nuestras conjeturas. En tanto sea así el modelo predictivo será válido.
La toma de decisiones
Ante la falta de sentido del peligro de
un adolescente, y su arrogancia natural, el paso a lo desconocido puede
realizarse de un salto, sin mesura ni descripción previa. Pueden confundir la
certeza de la intuición con la previsibilidad de lo calculable. El/la
adolescente además es un hervidero de conflictos que le hacen más vulnerable
porque por un lado está la herencia recibida, que no sabe si es válida o no, o
bien si es un traidor si renuncia a los valores que le enseñaron sus padres; o
quizá es un cobarde por no aceptar actitudes novedosas que se le ofrecen; o
cómo debe proyectarse al futuro. Todo en
un nuevo medio, el intelectual, que le dota de la capacidad de combinar
posibilidades con el riesgo de tomar decisiones de las que luego pueda
arrepentirse, mientras vive en la salsa de un torrente emocional donde las
intuiciones juegan un papel vital en su momento evolutivo. El aprendizaje de un
control autónomo en la toma de decisiones se hace crucial. La ciencia enseña
que lo único seguro es la comprobación
de los modelos predictivos, la falsabilidad. La evaluación permanente.
Para tomar decisiones primero hay que
conocer la realidad en la se está inserto como sujeto y esto se lleva a cabo
mediante la formulación de preguntas,
después hay que analizarlo en base a estándares y cuando ya se ha hecho
esto y se ha revisado hay que aceptar la conclusión evitando la indeterminación
de lo no resoluble.
El método socrático
El método socrático se revela aún
después de siglos como el sistema de educación más eficaz. Sócrates, filósofo
griego del siglo V a.c. educaba a los jóvenes mediante preguntas que debían
responderse. Un ejemplo de ese método se ejemplifica en el “Menon”. El filósofo
usaba la ironía para hacer las preguntas, que no significa que se burlara, sino
que oponía una verdad aceptada por el interlocutor a la afirmación que este
mismo hacía y ante la contradicción el alumno tenía que desarrollar un
razonamiento que le permitiera aceptar esas dos verdades. Esto supone un camino
de conocimiento porque se abren vías de pensamiento y se incorporan datos que
no se habían tenido en cuenta en un principio.
Actualmente el sistema de preguntas y
los métodos de búsqueda de respuestas están desarrollados en lo que se viene a
llamar el pensamiento crítico, que se define como “ ese modo de pensar – sobre
cualquier tema, contenido o problema – en el cual el pensante mejora la calidad
de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del acto de
pensar y al someterlas a estándares intelectuales”.
Un pensador crítico ejercitado es capaz
de formular preguntas vitales, tiene en
cuenta el objetivo de lo que se busca, la información con la que se cuenta, la
inferencia previa de cómo se llegó a la conclusión de hacerse esa pregunta, el
concepto de la idea central, el punto de vista desde donde se considera el
problema, y el punto de vista de otro que reciba la pregunta.
Los estándares de pensamiento
Junto con las preguntas hay que aplicar
los estándares universales de pensamiento que sirven para verificar la calidad
del razonamiento sobre un problema, asunto o situación. Estos son:
Claridad, para expresar lo que se quiere
decir. Supone tener una visión del ‘objeto’, o asunto del que hablamos, en el
pensamiento.
Exactitud, que es lo que Descartes
llamaba distinción, es decir no ir más allá de los datos de la experiencia, los
hechos, con ese ‘objeto’ o asunto.
Precisión, evitar información no
importante.
Relevancia, es la pertinencia de los datos que aportamos.
Profundidad, la significatividad del
asunto.
Amplitud, la relación que tiene con
otros aspectos.
Lógica, es la coherencia del
razonamiento con el que se plantea el problema.
Pero el hecho de hacer preguntas no
conlleva la seguridad de encontrar una respuesta como conclusión. O al menos no
una respuesta objetiva en todos los casos. Cuando nos enfrentamos a un sistema
como por ejemplo el cálculo matemático o un hecho cuantificable será fácil.
Y además hay otras respuestas subjetivas que
dependen de la perspectiva de la experiencia, los gustos o las emociones
personales. Y luego están los juicios, que son una opción ante problemas
complejos en los que se pueden encontrar respuestas múltiples. Y por último
están las preguntas sobre el sentido y la transcendencia de la vida para las
que no hay respuesta.
Las objeciones
En este caldo de falta de respuestas
absolutas surgen los absolutistas dogmáticos, que reducen todas las preguntas a
asuntos de hechos por una parte; por
otra los relativistas subjetivos que tratan de reducir todas las preguntas a
asuntos de opinión subjetiva y defienden que no hay respuestas correctas o
incorrectas; y entre los dos no dejan lugar a lo crucial del éxito de la vida
humana: el juicio razonado. El objetivo de llegar a una conclusión es
imprescindible para abordar un curso de acción y por lo tanto una respuesta
cerrada a un hecho concreto, como una abierta,
no nos dan una estrategia eficaz ante las previsibles contingencias que
encontraremos. Porque de eso se trata, de estrategia. El método científico nos
provee de un esquema básico en el que
basarse para hacer un análisis de los acontecimientos y la creatividad una
posibilidad de encontrar soluciones. Porque cuando no hay respuestas hay que
construir el camino paso a paso.
Las herramientas del pensamiento
La observación y el procesamiento de los
datos son la base. La deducción es el método científico por el que se razona
desde lo general a lo particular, que en los sistemas de clasificación
taxonómica, en donde las categorías superiores e inferiores están establecidas
parece fácil, encontramos el dato concreto. La inducción es al revés, pensar
desde lo particular a lo general, concluir lo universal desde un dato
particular; es un método más arriesgado porque no podemos saber si lo que
generalizamos es verdad en todos los casos particulares que encontremos, por
ejemplo cuando se asegura que todos los barcos flotan. Luego está el
razonamiento por abducción que es llegar a la conclusión más razonable por
cercanía, por no tener más datos; por ejemplo si alguien ve que un perro me
sigue a todas partes pensará que es mío.
Por último está el pensamiento transductivo que es relacionar datos
particulares entre distintos sistemas, como en las metáforas, con las que podemos trasladar la
transparencia del agua a las palabras para expresar que el discurso es
verdadero y honesto.
**************
EJEMPLO: Aparezco en una oficina llevando papeles y la gente me saluda
parcamente. Un administrativo me dice que el director quiere verme: Hay ajuste
de plantilla pero precisamente ayer a él le subió el sueldo me dice. Un perro
espera al lado de la puerta y me sigue por los pasillos donde espera en cada
puerta en todas las ocasiones en que entro a un despacho volviéndome a seguir
por el pasillo cuando salgo; me pide una secretaria que lo eche a patadas de
allí. Y TENEMOS:
• Pensamiento
deductivo: Estoy integrada en la actividad y la gente me conoce, luego se
deduce que trabajo en la oficina.
•
Pensamiento inductivo: El jefe quiere hablar conmigo; ayer a un compañero le
subió el sueldo; luego a mí puede subirme el sueldo. (Las posibilidades de que
sea así son un 50% y el otro 50% de que no sea así y entonces se habrá cometido
un error de generalización).
• Pensamiento
abductivo: Un perro me sigue todas partes, luego piensan que el perro será mío.
(Pero en realidad nadie sabe de quién es)
• Pensamiento
transductivo: El otro día se habló durante el descanso del café de una
entrevista que tendría el director con el nuevo inversor para la ampliación del
negocio. Hace unos minutos un señor estaba en el vestíbulo con aspecto
preocupado mirando de un lado a otro con una correa en la mano con la que se
daba golpecitos en la pierna y una cartera en la otra de color verde peguntando
por el director. Mi vecina tiene el mismo tic con la mano cuando su hijo tarda
en volver a casa; esa imagen también me vino a la cabeza el otro día cuando el
jefe amonestaba a un compañero por
actuar con torpeza. Y la cartera es de color esmeralda, ¿dónde lo habré
visto?. Tengo una intuición, así que cojo al perro, me presento en el despacho
del director y le devuelvo el perro a su dueño, el señor despistado del
vestíbulo, que era el nuevo inversor y estaba reunido con el jefe, quedando en
buena muy posición por mi prontitud en
la solución de un problema que aún no se había siquiera planteado. ( Si el
director quería hablar conmigo para subirme el sueldo le he dado más razones
para que lo haga, si era para reprenderme o despedirme ahora le será más
difícil, si era para que buscase al perro perdido, me he adelantado)
***************
El aspecto contingente de la situación,
que el perro se pierda, por el que se encuentra una vía de promoción en el
trabajo, es la serendipia, encontrar una solución por casualidad, pero debido a
la capacidad de observación y de asociación de ideas de este personaje que mediante el pensamiento
transductivo encuentra soluciones a un
problema no sistematizado. El pensamiento o razonamiento transductivo es
la base de la creatividad que nos dota de la capacidad para establecer
relaciones de significado entre dos conceptos.
Conclusiones
El entrenamiento de estas estrategias
capacitan para tener autonomía en la toma de decisiones y no esperar a que otra
persona nos diga qué debemos hacer o pensar. Esto es fundamental para ser seres
independientes y libres. Somos parte de una sociedad que tiene sus normas pero
siempre podremos cuestionarlas si se hace necesario, si dejasen de ser eficaces.
Encontrar soluciones, y sobre todo
soluciones creativas, a los problemas es una aspiración que tenemos todas las
personas, porque además de dejarnos en buen lugar intelectual soslaya el
problema ético de la competitividad al no imponer por la fuerza una postura,
sino que encontramos el lugar adecuado donde instalarnos aportando
recursos adecuados a las situaciones que
benefician también a los demás.
El conocimiento de las técnicas de pensamiento
crítico no garantiza el éxito en la vida, son solo las herramientas para
valorar las circunstancias del entorno y las emocionales, resolver problemas. Y
si no funciona tener un abanico de opciones en la recámara. Las capacidades
humanas son limitadas y hay muchas inquietudes que no se lograrán satisfacer y
muchas decisiones que no serán las óptimas. Pero aprender a ser adulto consiste
en asumir el riesgo, hacerse cargo de
las consecuencias. La vida es una aventura llena de encrucijadas y la elección
del camino es importante.
BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS WEB
Jaffe, Klaus. ¿Qué es la ciencia? Una visión
evolutiva
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